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Por los Farm: S.Sgroi y L.A.Palasezze

Entre los criterios más acertados para definir una Personalidad Normal, es aquel que señala que una personalidad normal tiene pautas duraderas de percibir, pensar y relacionarse con el ambiente y con uno mismo; las que se hacen evidentes en un amplio margen de importantes contextos personales y sociales. Para decirlo de otra manera, cuando nos encontramos que los rasgos de la personalidad se vuelven inflexibles y no se adaptan al contexto y causan una significativa incapacidad a nivel social, una disfunción ocupacional o malestar subjetivo, estamos frente a un trastorno de la personalidad.
La formación de la personalidad comienza al principio de la vida, cuando los niños se enfrentan con el medio ambiente y donde el niño y la familia interactúan estrechamente y donde él va aprendiendo a través de la experiencia con los que lo rodean, a discriminar entre cuales son las actividades permitidas y recompensadasy cuáles no. Los niños van creciendo y adquieren los modelos de gestos, hábitos y conductas de los mayores que quedan profundamente grabados (y que son difíciles de modificar).- He aquí la importancia que tiene el núcleo familiar en forjar la personalidad del niño que mañana será adulto.

 

 

Los rasgos de la personalidad son actitudes, hábitos y emociones estrechamente ligados y entrelazados. Son modelos consistentes de conductas, emociones y cogniciones y cuando hay homogeneidad, se denomina dimensiones de la personalidad; por ejemplo: Los rasgos indican una persona alegre, triste, altruista, etc. etc. que caracterizan el sentido personal y distintivo de cada uno para enfrentarse con otras personas o consigo mismo.

 

 

En cuanto al Temperamento (palabra de uso frecuente en la sociedad) podríamos resumirlo como la peculiaridad e intensidad individual de los afectos psíquicos y de la estructura dominante de humor y motivación; pero el temperamento viene siendo materia de estudio desde la antigüedad y, a pesar de ello, persisten las formulaciones Hipocráticas que lo clasifican en:

Temperamento sanguíneo: cuyas características se manifiestan en personas calidad, receptivas por naturaleza, suelen tomar decisiones basadas en los sentimientos y no en la reflexión, son comunicativas y divertidas.

Temperamento flemático: en personas tranquilas que casi nunca se enfadan, que denotan capacidad y equilibrio, fríos en tomar decisiones y se toman su tiempo y que se involucran en la vida lo menos posible.

Temperamento melancólico: se observa en personas de naturaleza emocional muy sensible, con cierta predisposición a la depresión, suelen ser perfeccionistas, disfrutan de las artes, a veces introvertidos.

Temperamento colérico: personas que tienden a ser decididos, con opiniones firmes y tratan de imponerlas, calurosos, rápidos, prácticos, autosuficientes e independientes.

Temperamento genético: (herencia) – No hay dudas que las características genéticas se trasmiten entre los individuos y el temperamento forma parte de “ese paquete genético” que se hereda; pero debemos señalar que éste también está ligado en gran parte a procesos fisiológicos del sistema linfático y acción endócrina de ciertas hormonas.-

En relación al Carácter, dicha palabra proviene del griego que significa “grabado o estampa”, e identifica las cualidades personales que representan adhesión a los valores y costumbres de la sociedad. Así, el carácter denota rasgos profundamente grabados en el individuo que lo identifican constituyendo lo que se denomina “estructura del carácter” y que se mantiene en cierta medida constante durante la vida del mismo. Podemos concluir que el temperamento, el carácter y la personalidad están estrechamente relacionados entre sí, durante el desarrollo del individuo como cuando la personalidad está establecida.

En otra oportunidad nos referiremos a la SALUD MENTAL y los TRASTORNOS de la misma”